EVAnaRkISTO

El "Far West" de "Jólibu" es tan falso como el cartón piedra del que está hecho

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Según Nònimo Lustre, cuya biografía y/o conocimientos no he podido documentar consultando Internet, por lo que no sé si hay algo verosímil en lo que cuenta (la vida miserable de los vaqueros, explotados, me parece plausible). En cualquier caso me parece una lectura interesante y que despertó en mí reflexiones.


Me cago en el Far West 


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"NGM es un ejemplo de cómo se adapta la industria cinematográfica gringa a estos tiempos nuevos en los que la ‘corrección política’ –y el marketing- aconsejan no ser tan racistas, mentirosos y burdos propagandistas del Destino Manifiesto como en el largo siglo que ha durado la época pasada. En consecuencia, los indios no deben ser luciferinos ni beatíficos los colonos invasores. Los blancos tampoco deben entrematarse y menos por esas mujeres que, como rescoldo del anterior cine western, todavía siguen siendo prostitutas aunque, quizá, algo menos declaradas."

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"En NGM también aparece algún tren. A este respecto, algo debemos comentar: dice la propaganda del Far West que los ferrocarriles decidieron la suerte de enormes territorios. Cierto… pero se olvidan de otro hecho fundamental: el causado por el vallado y cerramiento de las haciendas. Porque debemos recordar que, hacia1890, el Salvaje Oeste estaba cercado y alambrado en su mayoría, una revolución similar a la que causaron en la Inglaterra de los siglos XIII-XVII, las enclosures o final de los terrenos comunales –o victoria definitiva de la clase terrateniente. Ergo, desde 1890, el Far West era propiedad de los Señores de la Tierra y los vaqueros dejaron de ser jornaleros ‘autónomos’ para convertirse en obreros agrarios. Si antes de los vallados, los vaqueros eran siervos de los ganaderos quienes les prohibían beber y jugar –adiós saloon-, desde finales del siglo XIX, pasaron a estar aún más aherrojados."

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"Resumiendo: NGM es un western ‘crepuscular’ que se bandea entre los escenarios clásicos –calles embarradas, borrachines agresivos-, eternas cabalgadas estilo road movies… y una temática con pinceladas inéditas. A este paso, Jólibu producirá un western-como-Manitú-manda, en el siglo XXII –o XXIII. Dicho de otro modo, quizá en esos siglos venideros exhumará viejísimas obras como, por ejemplo, la única película sensata que vi hace décadas: Will Penny (Tom Gries, 1968) donde Charlton Heston interpreta a un vaquero analfabeto, tabaquista ¿de Bull Durham? y quizá marihuanero, sumiso ante el patrón y tan pobre que ni siquiera puede comprarse un revólver de tercera mano. Tal era el cowboy real, no el que tantos dollares proporcionó a Jólibu –a este film podríamos añadir Soldier Blue (Ralph Nelson, 1970)


Vaqueros no gringos


Todavía no he visto en la gran pantalla ningún film que se ocupe del comienzo de las cabalgadas. Es plausible suponer que los ‘conquistadores’ del FarWest salían de las ciudades a las que habían arribado desde los barcos. Lo que no es plausible sino mera propaganda gringa es creer que los vaqueros eran anglosajones. Como todas las emigraciones, el viaje hacia el Oeste era peligroso. Así pues, habiendo extranjeros desheredados a mansalva, ¿por qué habían de arriesgarse los dueños del país?


Las ciudades eran un núcleo irradiador de inmigrantes. “La hegemonía se mueve en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales”, Errejón dixit. Dicho sin innecesario alambicamiento, las urbes gringas de entonces funcionaban como siempre lo han hecho las ciudades: como fábrica de excluidos, disidentes y sobrantes. Entre ellos, camino del Far West había gringos de nación pero la mayoría eran inmigrantes acompañados por dos grupos de marginales –negros y mexicanos- no necesariamente de origen urbano, que observaremos brevemente."

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"Por ejemplo, hablando de la mentira factual en los westerns, raras veces la industria cinematográfica gringa ha reflejado con realismo la dureza del trabajo de los cowboys. Un caso: en los millones de westerns que me he tragado, he visto frecuentemente estampidas de la manada vacuna pero jamás me han enseñado que una vaca extraviada en la noche puede alejarse 15 kms. del rebaño y perder 20 kgs. de peso; lo cual significa que, si la bagualada ha recorrido 30 kms., el cowboy debe galopar unos 300 kms. para recuperar a la cornúpeta. Y el problema no termina ahí porque el ganado bebe 50 lts. de agua al día y el vaquero tiene que conseguírsela…


Menos aún se reproduce en pantalla la vida cotidiana del vaquero. Es fácil verle liando un cigarrillo pero es muy probable que esté liando marihuana, más barata que el tabaco de Virginia y presente en todas las campiñas del West gringo –y del East y etc. Aunque distinguimos entre los cáñamos con alcaloides fuertes y sus primos con alcaloides débiles, es cierto que los lazos (lassos) eran de cáñamo y hasta las lonas de las caravanas podían fumarse en caso de extrema necesidad. Además, las vacas son aburridas y lentas, ¿cómo combatiría el cowboy sus largas horas de vigilancia mano sobre mano? Pues arreglando sus zahones (“Te voy a hacer tus calzones / Como los usa el ranchero / Te los comienzo de lana / Te los acabo de cuero”, cantaba una rancherita en una versión machista de una cancioneta popular), haciendo ganchillo, tocando armónicas portátiles antes que banjos, quizá beneficiándose a una becerra… y liándose un canuto fuerte o débil.


En cuanto al tema de las secuestradas por indígenas, aunque la trama argumental de los westerns ‘de cautivos’ comience generalmente con el asesinato de unos pobres colonos y continúe con el devenir de alguna de sus vástagas, películas como NGM insisten en inyectarnos el odioso happy end, ahora el de una Johanna feliz porque está integrada en el mundillo de los cowboys analfabetos. Y hubo casos así pero fueron escasos puesto que, en su mayoría aplastante, lo que hubo fue genocidio de indígenas quemados vivos y desorejados y/o escalpelados –el escalpelamiento fue una costumbre desconocida entre los indígenas pero frecuente entre los blanquitos cazadores de recompensas; que se haya invertido la verdadera historia, es una prueba más del impune racismo de Jólibu.


Podría añadir una infinita lista de agravios pero terminaré con uno solo: profeso especial aversión ante la manifiesta cinofobia o caninofobia de Jólibu. ¿Por qué no hay perros en los westerns? No hay duda de que los perros ‘europeos’ eran indispensables en el Far West y también los perros aborígenes lo eran para los ‘pieles rojas’ quienes domesticaron a unos cánidos que –según hallazgos arqueológicos recientes- llegaron a sus territorios hace unos 10.000 años. Pues ni por esas; les aseguro que he estudiado el tema pero, no he encontrado películas cinofílicas -más allá de RinTinTin. Y lamento dar ideas gratis a los gerifaltes de los ‘Estudios’ pero, miren desaprensivos ejecutivos, la clientela perrunófila es inmensa y de cierto poder adquisitivo, no la desperdicien, fabriquen de entrada muchas series y lograrán crear un nuevo género: el rintintinesco."

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