EVAnaRkISTO

La nueva "anormalidad" se parece mucho a la antigua

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Lo normal 


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"Al parecer, lo “normal” es que alrededor de 820 millones de personas en el mundo se encuentran hoy en una situación de inseguridad alimentaria, de éstas, 150 millones sufren de hambruna a pesar de que, según la FAO, todos los días se producen alimentos suficientes para todos y cada uno de los habitantes del planeta Tierra.

Se estima que en 2020 unas 12.000 personas habrán muerto de hambre diariamente como consecuencia del impacto de la pandemia, número mayor de los que se estima fallecerán por el propio Covid-19. El hambre es hoy la causa del 45% de las muertes de niños menores de 5 años en el mundo. Esta es la “normalidad” que vivimos mientras 8 de las mayores empresas de alimentos y bebidas han repartido entre sus accionistas más de US$ 18.000 millones desde enero de este año, es decir, en plena pandemia. Cifra que es 10 veces superior a lo que Naciones Unidas estima necesario para evitar que la gente siga pasando hambre.

Pareciera algo “normal” que el 1% de la población del mundo se apropie del 82% de toda la producción mundial, o por lo menos es eso lo que ocurre desde hace décadas. Como también resulta “normal” que más de la mitad de los 7.500 millones de personas de este planeta vivan en pobreza.

Es “normal” que ante una situación de contracción de la producción mundial se generen unos 450 millones de desempleos, como también lo es, en este mundo que hoy vivimos que, mientras estos millones de obreros desempleados no tienen con qué llevar el alimento diario a sus hijos, los 12 más grandes multimillonarios del mundo batieron récord aumentando en más de 40% sus riquezas desde enero de este año. ¿Normal?

Luce “normal” o por lo menos eso nos han hecho ver y entender desde hace muchas décadas, que las relaciones en el proceso social de trabajo deban ser de dependencia, de dominación y explotación. ¿Por qué lo “normal” es que, quienes verdaderamente producimos y los que agregamos valor, seamos los que debamos marcar tarjeta al entrar y al salir, a los que apenas se nos da media hora para comer, a los que nos cuentan y descuentan el tiempo de trabajo, y para rematar, solo nos corresponde el 18% de todo lo que producimos a pesar de ser el 99% de la población, mientras que el otro 1% se queda con el 82%? Llega a ser “tan normal” este asunto de la explotación al trabajador, que a veces, algunos, ni siquiera son conscientes de pertenecer a la clase explotada y más bien, desclasarse es lo “normal”."

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