La pandemia nos ha cambiado la vida en unos pocos meses pero si somos capaces de dimensionarla es una crisis más. Cuando podamos salir de nuestras casas y recuperar la normalidad, comprobaremos que no será una nueva sino la que ya conocemos. Igual con algunos accesorios nuevos en nuestro poder y con nuevas costumbres higiénicas, relacionales y sanitarias, pero nada que modifique el sistema de producción, la servidumbre de la deuda, las desigualdades sociales o la acumulación insaciable del capital. Ni siquiera habrá aumentado la conciencia sobre el riesgo que corre la humanidad en relación a la crisis climática. Un riesgo que aparece en nuestras conversaciones pero que no somos capaces de trasladar a nuestra práctica y nuestra forma de relacionarnos con la naturaleza. Seguimos pensando en términos de consumo, coger el coche, irnos de vacaciones a países exóticos, comprarnos cosas que no necesitamos, crecer y crecer, ganar y gastar. Esta mentalidad construida durante siglos no la va a cambiar una pandemia que ni siquiera es capaz de competir con la gravedad de la gripe de 1918 o la peste negra.
Hechos que ahorran palabras
EVAnaRkISTO shared this.