RiveraValdez

RiveraValdez at

Un repaso de la situación hasta ahora. Para opinar y charlar.

En números actuales (27/03/2020), sobre el total de la población mundial -unos 7.700 millones de personas- los casos confirmados de COVID-19 -menos de 600 mil- representan menos del 0,01% del total de la población. De estos, se estiman unas 24 mil muertes y 123 mil recuperaciones, es decir, 20,5% de personas curadas y 4% de mortalidad. Considerando los distintos países afectados, todo indica que con una atención adecuada, elemental, la tasa de mortalidad puede ser incluso menor, y los casos de recuperación completarían el total (más del 90%). Corea del Sur, por ejemplo, tiene una tasa de mortalidad del 1,5% y 51% de recuperados a la fecha.
En Italia, quizá el país considerado el cuadro más grave a nivel mundial, sobre una población de unos 60 millones, a la fecha hay unos 81 mil casos confirmados (menos del 0,2% de la población), y de estos unas 8.300 muertes (10%) y 10.400 recuperaciones (13%).
Otro caso más reciente considerado grave -por la carencia de salud pública e incluso privada- es el de EEUU, con una población de unos 328 millones de personas, 86 mil casos confirmados (0,03% de la población), 1.300 muertes (1,5%) y 1.900 recuperaciones (2,2%).
China, aparentemente el punto de inicio del contagio y por ende el más avanzado en su evolución, sobre una población de unos 1.400 millones, registró cerca de 81.400 casos (0,006% de su población), 3.300 muertes (4%) y 75 mil recuperaciones (92%).
Se trata de una enfermedad que mayormente se atraviesa con síntomas menores o de manera asintomática, como cualquier gripe. En casos severos, es comparable a una pulmonía, y el tratamiento también.

¿Cómo se explica entonces que una enfermedad que no es grave, que requiere un tratamiento simple y conocido, y cuya propagación ha alcanzado apenas a un porcentaje ínfimo de la población, genere semejante situación de debacle y parálisis mundial, pánico, y en algunos casos incluso muertes (evitables)?

Estas consecuencias tienen un orden.
Primero la debacle, que a nivel económico, social y político, es pre-existente, antecede por completo cualquier cuestión vinculada a esta enfermedad o a cualquier otra.
El estado de la economía mundial era considerado por casi todos como los inicios de una recesión histórica antes que nadie estornudara en Wuhan, Lombardia o New York.
Como parte de esta debacle hay dos manifestaciones que son las más pertinentes: de un lado, el desmantelamiento histórico, progresivo, y la privatización, de los sistemas de salud públicos (como todos sabemos, la salud pública está en ruinas y avanza en saturación y a menudo colapso desde que tenemos memoria; esto se ve claro en el presupuesto miserable que se le asigna, desde infraestructura e insumos hasta el destinado a sus trabajadores, salarios y jubilaciones). De la mano, el sistema de salud privado -es decir, el negocio privado, capitalista, de la salud- es mayormente inaccesible para la población, pero además es insuficiente: el capital privado tampoco invierte en salud. En las clínicas privadas la precarización y súper-explotación son la norma -incluso entre el personal más especializado- y la atención a los pacientes -incluso en las prepagas más caras- es deficitaria, con turnos que demoran semanas o meses, ahorro en estudios e insumos a expensas de la salud de la clientela, etc. Es decir que la salud pública se desguaza, y la privada no se desarrolla, no hay capacidad de consumo (los sueldos de la mayoría de la población son miserables) y tampoco hay inversión (infraestructura mínima en clínicas privadas y prepagas).
Del otro lado, las medidas -triviales- que se debían tomar para evitar la propagación del virus -contando además con la experiencia previa asiática-, como campañas de formación e información, producción y entrega masiva de barbijos, alcohol en gel y demás elementos de protección en hospitales, tests masivos para detectar los casos positivos y aislarlos, incremento del presupuesto para salud, transporte y educación -disponer de más espacio de terapia intensiva y respiradores, personal acorde con retribución, jornada y condiciones laborales correctas, insumos de higiene en hospitales y escuelas, tan elementales como el agua y el jabón, que a menudo no hay, así como transporte público incrementado que permitiera guardar las distancias recomendadas-, no se tomaron en absoluto. Todas ellas tenían esencialmente dos problemas: atacaban la rentabilidad del capital privado (salud, educación y transporte) y requerían destinar en esa dirección fondos públicos (confiscados mayormente en forma de IVA al conjunto de la población trabajadora) que en cambio se destinan desde hace siglos -aquí y en todo el mundo- al subsidio de las patronales y la usura de los prestamistas, es decir, la concentración y acumulación de riqueza de la minoría capitalista (la misma que incrementa sus ganancias con salarios de hambre y no gasta ni invierte). Es decir que el apuntalamiento -como vemos hoy, inútil- de la debacle capitalista se realiza sobre la base de decenas de miles de muertes fácilmente evitables (tanto en cuanto a prevención como en atención posterior).
Entonces aparece el pánico, como construcción mediática distractiva y como medida de control social, que entre otras cosas habilita la violación del régimen democrático (burgués) con intervención desmesurada (y contraproducente) del aparato represor estatal.

¿Pero todo esto no precipita los derrumbes financieros que vemos en todo el mundo, liquidando las burbujas creadas, toda vez que las cuarentenas privan al capital de la fuerza de trabajo, de cuya explotación extrae lo que llama 'sus ganancias'?
Sí, y es la materia preferida de la divagación de economistas (que reemplazan el método científico por el oscurantismo retórico) explicar cómo y por qué estas contradicciones absurdas e irresolubles son razonables y necesarias -además de sostenibles.
No hace falta perder tiempo con eso. Que el régimen capitalista es una máquina de dispararse a los pies es algo sobradamente conocido, como es sobradamente conocido que esos pies son mayormente las masas explotadas, trabajadoras -no hay que perder de vista, además, que en un contexto de "fuerza mayor" las patronales pueden cerrar y despedir a menor costo y avanzar en la baja de salarios y degradación de las condiciones laborales, incrementando los niveles de explotación.

¿Qué conclusión preocupante podríamos sacar de todo esto? Que cuando se trate de una enfermedad con un nivel de contagio mayor, y tasas de mortalidad superiores -y hay motivos para esperar que vayan a desarrollarse-, las defunciones serán fenomenales, y el colapso inmanejable.

Lo único que esta declarada pandemia ha puesto de relieve (por mucho que se lo trate de disimular) es algo que todos sabíamos: el sistema de salud para atender a la inmensa mayoría de la población es de una precariedad e insuficiencia criminales. Esta es la primera conclusión que hay que sacar, y por ende lo primero que hay que corregir -casi todo lo otro de lo que se suele hablar es humo.

Bajo estas consideraciones, el COVID-19 parece un favor que nos están haciendo: un llamado de atención o una advertencia.
¿Haremos el aprendizaje y tomaremos las medidas correspondientes?

---

Más info:

2019–20 coronavirus pandemic
https://en.wikipedia.org/wiki/2019%E2%80%9320_coronavirus_pandemic

Coronavirus COVID-19 Global Cases by the Center for Systems Science and Engineering (CSSE) at Johns Hopkins University (JHU)
https://gisanddata.maps.arcgis.com/apps/opsdashboard/index.html#/bda7594740fd40299423467b48e9ecf6

Para un prestigioso científico argentino, “el coronavirus no merece que el planeta esté en un estado de parate total”
https://www.infobae.com/coronavirus/2020/03/28/para-un-prestigioso-cientifico-argentino-el-coronavir...

#CoronaVirus #COVID19 #SARS #SARSCOV2 #Pandemia #Salud #SaludPública #Capitalismo #Privatización #Plusvalía #Default #Pánico #Militarización #Represión #Hospitales #Trabajadores #Transporte #Educación #DemocraciaBurguesa #DeudaEterna #BancarrotaCapitalista #Recesión #GuerraDeClases

EVAnaRkISTO shared this.

Discrepo de la primera parte, la del análisis de la peligrosidad del virus:


- Las cifras de afectados y, por tanto, los porcentajes de morbilidad, curación, etc., no creo que sean exactas ni a proximadas porque no se hacen pruebas a toda la población y hay casos asintomáticos.


- Respecto de "una enfermedad que no es grave, que requiere un tratamiento simple y conocido", no tengo formación sanitaria, pero ¿qué tratamiento simple y conocido es el que se aplica? ¿Por qué hay gobiernos como el de Inglaterra, que tiene un sistema sanitario público (maltrecho, como la mayoría), no aplican ese tratamiento y exhortaban a población a asumir el coste en vidas de la enfermedad, si no es tan grave?.


- Tampoco se sabe si el pasar la enfermedad, aunque sea asintomática, garantiza inmunidad a reinfecciones ni por cuanto tiempo.


Lo anterior lo explican en la primera parte de La pandemia, detonante y espejo de la crisis de salud pública.


No sigo los medios de desinformación masiva, pero creo que la alarma generada y las medidas tomadas, con las que no estoy de acuerdo en unas cuantas, son para frenar la curva de expansión del virus. Si es para no colapsar los menguantes sistemas sanitarios o para minimizar el número de muertes no lo sé.


A lo peor descubrimos en un futuro que es un timo como la gripe A, que sirvió a las multinacionales farmacéuticas para enriquecerse aún más. Creo recordar que en el consejo de administración de una de ellas estaba Donald Rumsfeld, ¿o era Dick Cheney?. No me acuerdo. O que es un Ensayo general de distopía.


Totalmente de acuerdo con tu análisis económico.


En Las enseñanzas del coronavirus el autor también hace unas reflexiones interesantes al respecto.

EVAnaRkISTO at 2020-03-29T11:23:22Z