Una de las características del racismo contemporáneo es su negación. Se niega ser racista aunque uno no quiera tener como vecina a una gitana. Se niega ser racista aunque se apoye la violencia desproporcionada de la policía contra personas racionalizadas, se defiendan las políticas de mano dura contra la población inmigrante africana, musulmana o asiática, se vincule la inmigración con la violencia o se justifiquen las identificaciones policiales en base al color de la piel. No es este un fenómeno actual. Nos acompaña desde hace mucho tiempo.