Juan Gabalaui

Juan Gabalaui at

Hace unos años estuve en la Aste Nagusia de Bilbao visitando a unos amigos. Estábamos hablando en su casa y vino la madre de uno de ellos. Se sentó con nosotros. Uno de mis amigos le dijo que yo no comía carne. La mujer asintió y se me quedó mirando. Seguimos hablando de otros temas, mientras la mujer no me quitaba ojo, hasta que me preguntó: ¿Y tú qué comes? Le contesté amablemente lo que comía. Esta perplejidad cada vez es menor. El vegetarianismo y el veganismo están cada vez más extendidos, en paralelo a una mayor conciencia sobre el daño y el sufrimiento provocado a los animales y la producción industrial que maneja cifras de locura en el sacrificio de animales para el consumo. El hecho es que cada vez hay más personas que renuncian conscientemente a comer carne por motivos éticos y filosóficos. Esto implica que las grandes corporaciones de la carne y otros sectores que viven de la muerte animal se sientan cada vez más amenazados. Y también aquellos que ven su estilo de vida en peligro, porque las rutas del consumo de carne forman parte del ocio de miles de personas, y aquellos que reaccionan ante el espejo que les muestran los animalistas. Y, por supuesto, los periodistas cercanos a los posicionamientos especistas que defienden partidos como el PP y VOX. Aunque a decir verdad las reacciones no entienden de colores políticos. Hace unos días pude escuchar a Elisa Beni utilizar argumentos pueriles para intentar desacreditar a dos activistas animalistas que eran entrevistados en televisión. Me pareció que sabía tanto de lo que hablaba como la mujer que me preguntó ¿y tú qué comes?

Y tú qué comes