Bildu no es un partido ultra ni filoetarra. Esta afirmación es negada, de forma mayoritaria, por una gran parte de la población española. La cuestión no está en lo que las derechas dicen sobre Bildu sino en lo que este partido hace y propone. Y es tan diferente. Esta contradicción no es resuelta de ninguna manera porque los que se revuelven contra los pactos con Bildu no tienen ningún interés en saber qué proponen y qué hacen en los territorios que gobiernan, ni los medios de comunicación en aclarar e informar, ni los partidos políticos en defender una acción legítima y democrática como es el pacto entre partidos. Hace unos días tuvo que pedir perdón el delegado del gobierno de Madrid por decir que Bildu había hecho más por España que los patrioteros con pulserita rojigualda. Se limitó a remarcar un hecho pero tuvo que pedir perdón. Los que votan a partidos que erosionan los servicios públicos, reducen derechos laborales y niegan las violencias contra las personas como el machismo, racismo o la xenofobia se indignan por decir que un partido, que apoya la subida del salario mínimo interprofesional o las leyes que defienden a las mujeres frente a la violencia machista, ha hecho más por España que ellos.