Si se hiciera un análisis desde el punto de vista periodístico de los titulares y noticias sobre la ley del solo sí es sí se hablaría de tendenciosidad y manipulación pero este no es un debate periodístico. Estamos en un marco de política del juego sucio. En general no interesa el debate sobre nada, ni por supuesto el análisis sosegado. Esto forma parte de lo posible pero no interesa. Se lanzan las opiniones como si fueran ladrillos, se agrede, se acosa y se menosprecia al interlocutor. Se mete mano en las emociones ajenas para adulterarlas por intereses bastardos. Vivimos en un país donde algunos periodistas y muchos políticos, generalmente conservadores, han utilizado el dolor de las víctimas para eliminar derechos fundamentales o violentar la sagrada constitución. No han tenido ningún pudor en manipular y autodenominarse defensores de las víctimas, al mismo tiempo. Esta ha sido la tónica habitual, aceptada por gran parte de la sociedad civil, en la que se desarrolló la lucha contra el terrorismo en el Estado español. Y este es otro de los marcos en los que hay que analizar las reacciones contrarias a una ley que supone un avance incuestionable en la actuación contra los agresores y la defensa de las víctimas.