Cuando era pequeño fui a la parroquia de mi barrio a confesarme. No tenía grandes pecados, más que el de ser un poco fastidioso con mi hermana, y con esa ligera mochila me arrodillé frente a la celosía del confesionario. Conté lo que había ocurrido. Algo desganado pero seguro de no haber violado ninguno de los mandamientos de la iglesia. El cura, escondido en las sombras, me escuchó y cuando acabé se transformó en un basilisco. No sabía que se podían rezar tantos padrenuestros y avemarías como los que me mandó ni que un cura pudiera escupir por su boca tanta rabia como la que me lanzó. Me levanté y me fui. Cuando llegué a casa se lo conté a mi madre y me dijo que no volviera. Le hice caso. Fue la última vez que entré en una iglesia como creyente o como niño adoctrinado para creer. Después me enteré de que mi madre se refería a que no volviera a confesarme con ese cura. Era demasiado tarde.
Una fe cuestionable
EVAnaRkISTO shared this.
» Juan Gabalaui:
“[...] Cuando llegué a casa se lo conté a mi madre y me dijo que no volviera. Le hice caso. Fue la última vez que entré en una iglesia como creyente o como niño adoctrinado para creer. Después me enteré de que mi madre se refería a que no volviera a confesarme con ese cura. Era demasiado tarde. [...]”
¡"Bendito" malentendido! 🙏
EVAnaRkISTO at 2020-10-25T18:28:48Z
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