Juan Gabalaui

Juan Gabalaui at

La política se ha convertido en una herramienta para desconectar de la realidad y crear escenarios imaginarios de gran impacto emocional, que pasan como reales y que, a su vez, condicionan y dirigen las acciones y las decisiones de quiene compran estos relatos. Las nuevas tecnologías y el uso abusivo de las redes sociales permiten crear narrativas que construyen mundos fantásticos tan convincentes que la propia realidad no es capaz de conjurarlos. Los parlamentos, las ruedas de prensa o los mítines se han convertido en escenarios en los que se recita un texto con la entonación y los gestos oportunos y se representa un personaje con la fuerza dramática necesaria. Todo está controlado y se desarrolla en base a un plan establecido. Asesoras, guionistas, maquilladoras, esteticistas, escenógrafas, diseñadoras de vestuario. Nada escapa a su control. El resultado es una farsa. Una confusión deliberada entre realidad y ficción que desorienta y engaña a una sociedad que, por otro lado, participa entusiasta en la invención hasta el punto de contribuir activamente en su desarrollo. Las líneas argumentales, elaboradas por las fuerzas políticas, pueden así desbocarse, sobrepasar el marco establecido y adquirir vida propia más allá de sus creadores.

Una farsa muy real

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