Juan Gabalaui

Juan Gabalaui at

La ofensiva de la extrema derecha mundial en los países occidentales coloca a los partidos y movimientos de izquierda en modo defensivo. La narrativa se centra en cómo reaccionar y luchar contra el fascismo, como concepto genérico que engloba a diferentes variantes de la extrema derecha. Una de las acciones más señaladas es la participación en los procesos electorales que impidan su acceso al poder. Se alienta que se vote a cualquier alternativa. Así alcanzaron el poder Macron en Francia o Biden en Estados Unidos. Hace unos días Estados Unidos reanudó los bombardeos en Siria. No fue necesario que estuviera Trump en la presidencia. Otro de los campos de acción son las redes sociales en las que las cuentas de izquierda y de la extrema derecha se muestran muy activas. Batalla de hashtags, bloqueos colectivos a cuentas antagonistas y mensajes que pretenden desacreditar la ideología contraria, señalando las contradicciones o ridiculizando los mensajes del enemigo. El activismo virtual en este contexto proporciona la ilusión de que las acciones que se protagonizan tienen un impacto en la sociedad o que se está jugando un papel activo contra el fascismo. La realidad es que sirve fundamentalmente para alimentar el dogmatismo y el sectarismo desde el sofá de casa. Otra de las acciones es la participación en manifestaciones y contramanifestaciones. La izquierda cuando sale a la calle es para defender los restos que quedan de las medidas de la socialdemocracia como los servicios públicos o las pensiones y reivindicar antiguas reclamaciones que se han convertido en lamentos tradicionales como la III República. Mañana España será republicana desde hace 40 años.

A la defensiva


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