La Gracia de la Huelga 

"Hablando con mis colegas de CCOO y de UGT hace pocos días, me comentaban que estaba loco si pensaba que la huelga del día 8 podía tener éxito. Razonaban que al ser una convocatoria difusa y escasamente convincente, nadie la secundaría, y que por eso era mejor pactar los paros parciales. Y, efectivamente, yo estoy loco. Os lo explico.

Si se convoca una huelga, creo que se ha de ser consecuente con el concepto, y en sucesivas sentencias el Tribunal Supremo del Reino, ha establecido de forma clara que la huelga ha de crear conflicto. Si hay huelga de basureros, tiene que haber basura en las calles. No puede concebirse que se convoque una batalla de ese tipo, y que todo siga funcionando como si tal cosa.

A una huelga, si le quitas el componente subversivo de "aquí no se trabaja", si la producción no se resiente, si uno no pone su salario en la mesa de juego, no estás ante una huelga. Estás ante un Carnaval.

El Carnaval es una fiesta en la que se completa un ritual de inversión. En ese día el hombre se hace mujer, la mujer hombre, el juez se viste de reo, y el preso de policía. Pero cuando pasa la noche y se levanta el día, todo vuelve a ser lo que era. La gente se lo ha pasado bien, la sociedad se ha subvertido sin riesgo, la dominación queda incólume.

En cambio la huelga, plantea una batalla muy seria. El explotador se cabrea, el dominante se pone furioso. La realidad se muestra tal cual es, y los papeles de los actores se vuelven diáfanos cuando se pierde el consentimiento. Esa es la Gracia de la huelga.

En ese momento es cuando el poderoso percibe su debilidad, comprueba que es apenas una mota de polvo ante la masa organizada, y se ve obligado a ceder.

Dicen los temerosos que los objetivos de una huelga tienen que ser claros. Y es verdad. La huelga del 8 de Marzo tiene un objetivo complejísimo: acabar con la estructura social. Voy a centrarme en un único punto: el de la visibilidad del trabajo doméstico. ¿Cómo puede valorarse eso en una sociedad capitalista? A poco que se piense, uno se da cuenta de que si las mujeres no estuviesen adscritas a la función de cuidados, a las empresas no les llegaría mano de obra cruda. Conclusión: el empresario tiene que pagar ese coste oculto, lo mismo que al empresario se le debería cargar el coste ecológico. Una sociedad mercantil como esta, que lo calcula todo en términos de beneficio, tiene que contabilizar el coste de producción de la mano de obra y del cuidado que precisa. De lo contrario , estaremos ante una estafa universal. Que haya explotación en el capitalismo, es lo que se espera de él. Que permanezca la esclavitud, no.

Basta de pendejadas. Solo tres palabras: Huelga General Feminista."

(Acratosaurio rex)